Alguna vez soñé con nuestra despedida,
con abrazarte, convirtiendo los minutos en una fracción eterna
que se elevara hacia las estrellas, como una cúspide alineada con las galaxias.
¿Quién iba a pensar que terminaría siendo un beso rápido
tras dos puertas de vidrio que se cerraban,
separando nuestros cuerpos para siempre?
No pensé que sería el final.
Recuerdo tu voz, “amor”,
en lo que yo pensaba sería un hasta luego.
Lo que es vivir creyendo en la existencia de algo más allá que el presente…
Ahora estoy aquí,
pensándote,
pensándome,
eligiéndome,
mientras mi corazón guarda un recuerdo que solo fue
un sueño, en una terminal de tren.
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