Se cayeron las máscaras con una cachetada del ayer que disfrazaba la verdad.
Desnuda y renaciente, un parpadeo con lagrimas y los oÃdos bien atentos, escuchando el cielo que a través de sus labios me hicieron recapacitar.
Gracias. A los que prefieren escupirme realidades antes que mantenerme en el delgado velo entre jugar a la vida, y vivir en paz.
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